domingo, 11 de noviembre de 2007

¿Carne o pescado?



La pregunta da título a una especie de fábula que me llega de Paco Riviére (también la publican El Cuchitril de Titonet o el blog de Maverik) es la siguiente:

Imagina que entras en un restaurante para comer. El camarero, antes de
mostrarte la carta, te sirve un plato de estofado. El plato tiene buena
pinta; cuando miras a tu alrededor ves que todo el mundo está comiendo
estofado.

Cuando lo pruebas, notas que su sabor es horrible. No parece ternera ni
cerdo. Pero todos siguen con su estofado, así que supones que tendrás que
comértelo de todos modos

Ya llevas la mitad del plato cuando entra otra persona, que se sienta en la
mesa de al lado. Le sirven estofado, pero devuelve el plato. Pide lenguado
en salsa

Extrañado, te preguntas si el pescado también será tan malo como el
estofado. Ves que esa persona tarda alrededor de un cuarto de hora en quitar
todas las espinas y limpiar la pieza, pero la comida parece gustarle. Un
señor que hay sentado a tu lado se da cuenta de que estás observando al
chico del pescado, y te comenta *"No entiendo como puede comer pescado.
¡Pierde todo el tiempo tan sólo para limpiarlo!"?*. El chico se da cuenta y
le contesta *"Pero merece la pena la espera"?*

Además, oyes conversaciones en las que se dice que alguno de los que comió
estofado el día anterior está con gastroenteritis, posiblemente por comer
carne en mal estado. Mientras la persona del pescado está acabando, llama al
cocinero para explicarle que el plato estaba exquisito, pero con un poco de
zumo de limón hubiera quedado más jugoso. Decides llamar tú también al
cocinero para comentarle que el estofado es asqueroso, pero te responde que
el hecho de comer estofado te prohíbe preguntar de dónde salió la carne, y
no puedes cambiar las patatas por champiñones en caso de que no te
gusten. *"¿Cómo
es posible que no pueda saber qué animal estoy comiendo?"*, le dices. Por lo
visto, la empresa que distribuye la carne guarda celosa ese secreto, aunque
garantiza que es de calidad y apta para el consumo humano.

La persona del pescado se dispone a marchar, y se va sin pagar la cuenta.
Preguntas al camarero, y te dice que el pescado es gratuito, pero el
estofado hay que pagarlo. El señor de antes te comenta *"Si es gratis,
seguro que no es de fiar?*, aunque piensas si realmente algo puede estar más
malo que la carne que te acabas de comer. Pagas una cantidad exorbitada por
un estofado malísimo, y marchas del restaurante. En tu camino a casa, ves
que en otro restaurante el pescado cuesta dinero, aunque ni la mitad que la
carne. El camarero te dice que el pescado es el mismo, pero esta vez lo
sirven con extra de guarnición si quieres. Si no, también es gratis

A la semana siguiente, vuelves al mismo restaurante. Piensas si probar el
pescado o seguir con la carne. Nuevamente, todos los comensales han pedido
estofado. En una mesa encuentras al chico de la semana pasada, en lugar de
lenguado ha pedido merluza al ajillo. Te invita a sentarte a su lado

Tomas asiento, y el camarero aparece con un plato de estofado. Qué asco.
Otra persona te dice en voz baja *"Recuerda que si comes pescado no te
sirven vino rosado?*. El chico que está sentado a tu derecha está bebiendo
vino blanco, así que tampoco notarás mucho la diferencia. Se dirige a
tí *"¿Quieres
pescado? Si no te ves capaz de limpiarlo, te puedo echar una mano. Está
buenísimo. Si lo pruebas y no te gusta, no pasa nada, siempre podrás volver
al estofado?*. Se ríe y añade *"¿De verdad te gusta? Es malísimo?*

Empiezas a dudar, y recuerdas lo que te dijeron la semana pasada. Le
preguntas acerca de la procedencia del pescado, podría ser que estuviera en
mal estado. Te contesta que ese pescado es del día, que puedes ir tú mismo a
la lonja a comprobar como el dueño del restaurante lo adquiere todos los
días. Nadie te garantiza que sea bueno, pero resulta que sí lo es. Tú mismo
puedes comprobarlo. Te comenta que los grandes gourmets siempre piden
pescado para comer. Como necesitan cierta garantía de calidad por su estatus
social, pagan a un notario para que vaya todos los días al puerto a
comprobar que, efectivamente, el pescado es fresco. El resto de comensales
se aprovechan de esto, pues el notario no sólo garantiza el pescado de los
más exigentes, sino todos los palés que pasan por la lonja.

Además añade *"¿O es que acaso puedes comprobar la procedencia de la carne?
Sabes, cualquiera puede pescar su propio pescado y comerlo como más le
guste. En cambio, la empresa que controla la carne no permite cocinarlo de
maneras que no sean las que ellos quieren. Ni siquiera dicen qué animal
estás comiendo, ¿Te parece normal? ¿Si su carne es tan buena, qué tienen que
esconder??*

*"Una vez que te has acostumbrado a limpiar el pescado de espinas, aunque
tardes un poquito más en comer, te quedas más a gusto. Insisto, te echo una
mano hasta que te acostumbres. No entiendo cómo puede haber gente que pague
por esa ¿carne??*. Le recuerdas que mucha gente marcha sin pagar. *"Sí,
claro que puedes irte sin pagar. Pero pudiendo comer un buen pescado, no
comería ese estofado ni aunque me lo regalasen. Y si lo pruebas lo
entenderás?*

*¿Qué elegirías para comer?*

1 comentario:

julio oviedo dijo...

Muy bueno, espero que la gente deje el estofado al comprobar que con el pescado se hace mejor la digestión mental......

Somo maestros en una sociedad libre, y en cambio nos dejamos someter por un empresario que pone coto al conocimiento.

Salud y conocimiento libre.